el culto. La ley enumeraba sesenta y un contactos que podían convertir al judío en impuro, y el segundo en importancia … era el contacto con leprosos. Solamente con que un leproso introdujera la cabeza en una casa, ésta quedaba contaminada desde los cimientos hasta las vigas del techo. Aun en un lugar abierto era ilegal saludar a un leproso y nadie podía acercarse a más de cuatro codos (unos dos metros) de él; pero si el viento soplaba del lado donde estaba el leproso, éste debía mantenerse a no
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